miércoles, 2 de junio de 2010

ENSAYO SOBRE EL MALTRATO A LA MUJER DE ESTRATO UNO EN BOGOTÁ


ENSAYO SOBRE EL MALTRATO A LA MUJER DE ESTRATO UNO EN BOGOTÁ


En primera instancia el objetivo de este ensayo es identificar las características de Personalidad, Demográficas y de Estilo de Vida de mujeres maltratadas por su cónyuge que en la actualidad permanecen con él. Para esto se tuvieron en cuenta unas 20 mujeres maltratadas para el grupo de la Localidad de Fontibón y 20 mujeres no maltratadas de la misma; los resultados indicaron que estas mujeres tenían en promedio 30 años, pertenecían al estrato 1 y presentaban 11 de maltrato, practican la religión católica y tenían el bachillerato incompleto. El tipo de maltrato que más reciben es el psicológico y el verbal. En cuanto al estilo de vida, se caracterizan por contar con pocas redes de apoyo tanto en lo social como en lo familiar, lo cual las coloca en un aislamiento social, en donde su cónyuge ejerce el control de su vida; la gran mayoría no tiene trabajo y se dedica a ser ama casa. Las características de personalidad indican que existen factores tales como: prudencia, sumisión, baja fuerza del yo e inestabilidad emocional, alta culpa, miedos difusos, tendencias neuróticas, alto apego a las normas, que nos indican una estructura de personalidad propensa a aceptar el maltrato como algo inevitable. Se encuentra una incapacidad para librarse de la relación mal tratante, determinada por factores tales como: resistencia marcada a los cambios, alto neuroticismo y pensamiento concreto.
Muchas de las mujeres que padecen este problema lo soportan por qué no se sienten capaces de salir por si solas adelante y menos si tienen hijos, no son profesionales y no tienen un trabajo estable. Entre otras palabras dependen económicamente de sus maridos; o simplemente se acostumbraron al maltrato desde niñas por que en sus hogares siempre se vivió este infierno, pues su padre maltrataba a su madre y a sus hijos, también cabe notar que el maltrato ha sido infundido en los hogares por el machismo que se existía en el pasado pues como únicamente el hombre aportaba al hogar económicamente entonces se debía hacer lo que él dijera y cómo lo dijera.
La familia funciona como un sistema; Como tal, establece canales de comunicación entre sus miembros, los protege de las presiones exteriores y controla el flujo de información con el exterior, siendo la meta conservar la unidad entre los miembros y la estabilidad del sistema. Cuando hay demasiada permeabilidad, el sistema se cierra y se aísla, provocando desviaciones significativas en las interacciones que se dan entre los miembros de la familia; lo cual lleva al sistema a un estado de desequilibrio, como es el caso específico de la violencia intrafamiliar. La familia como sistema configura las condiciones inmediatas del espacio social en el cual el individuo afronta las posibilidades efectúales de realizar o no lo que desea y puede hacer. Esta situación lo pone en perspectiva del tiempo, sus vivencias del pasado y del presente como posibilidades del futuro, las cuales se unen en un sentido de cada individuo, expresado en un estilo de vida.
En el maltrato a la mujer, víctimas y victimarios se transmiten mutuamente formatos de socialización que repercuten en todos los ámbitos de su vida. Las instituciones de salud pueden encontrar el maltrato conyugal «escondido» producido en las mujeres y pueden contribuir, tanto en las intervenciones institucionales de la problemática, como en la orientación y fortalecimiento de las consultantes que enfrentan maltrato. Este procedimiento se usa con el propósito de vigilancia epidemiológica, para que el personal de salud pueda evidenciar el maltrato conyugal a la mujer cuando ella consulta por cualquier causa. Para probarlo se entrevistaron 1,500 mujeres de nivel socioeconómico bajo y muy bajo que consultaron a instituciones de salud del Estado. Entre los hallazgos más relevantes se evidenció que en el último mes estudiado, la mitad de las mujeres fueron tratadas violentamente por sus compañeros; sin embargo, la mayoría de ellas no se percibían como maltratadas. Otro hallazgo importante fueron morbilidades que pueden sugerir maltrato.
La violencia es hoy el primer problema social de Colombia y el principal problema de salud pública, involucra a todos los grupos sociales y afecta todas las dimensiones de la vida nacional, tanto, que se afirma que existe en Colombia una «cultura de violencia» cuya cuna es la violencia intrafamiliar. Afirmación hecha en el Foro Nacional «El sector salud frente a la violencia en Colombia», Coordinado por Ministerio de Salud y la Corporación Salud y Desarrollo, Bogotá, noviembre de 2007. La familia en Colombia tiene un perfil amplio y se caracteriza como un conjunto de relaciones mediadas por lazos consanguíneos, cuyas formas son múltiples y cambiantes y es escenario cotidiano de afectos, poder, pasiones, intereses y diferencia, es decir un campo de conflictos. El conflicto es inherente a las relaciones humanas, pero mientras que éste es inevitable, la violencia es evitable porque es un medio que coexiste con otros para manejar el conflicto. Sin embargo, en las relaciones de pareja, entre otras por ocurrir en espacios de lo doméstico, no se permite el surgimiento del conflicto abierto.
Se caracteriza también, la violencia conyugal, como una de las violencias de frecuente ocurrencia, difícil de ver, de medir, de evidenciar, porque sucede cotidianamente en el ámbito de lo privado y no llega a reportarse en toda su magnitud en las instancias del sistema de información como en comisarías de familia, medicina legal, inspecciones de policía entre otras, debido a sub registro, duplicidad de información y falta de ficha única de registro. Por otro lado, un gran porcentaje de las mujeres no denuncian el ultraje contra ellas. ¨Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud sólo 27% de las mujeres golpeadas denunciaron el atropello ante la autoridad¨.
Las mujeres que acuden a los servicios de salud no son capaces de comentar él por que se encuentran allí, sino que los médicos se dan cuenta que son maltratadas por las lesiones con las que llegan pues muchas veces van a consultar por otra cosa diferente; observamos a menudo en los noticieros como se vive este fenómeno diario en la Ciudad pues en varis casos el conyugue se embriaga y actúa de esta manera y muchas veces procede inconscientemente.
Las mujeres que acuden a los servicios de salud no son capaces de comentar él por que se encuentran allí, sino que los médicos se dan cuenta que son maltratadas por las lesiones con las que llegan pues muchas veces van a consultar por otra cosa diferente; observamos a menudo en los noticieros como se vive este fenómeno diario en la Ciudad pues en varis casos el conyugue se embriaga y actúa de esta manera y muchas veces procede inconscientemente.
La situación está descrita en un estudio que analiza las cifras de maltrato a las mujeres en el 2009 y el 2008. La mitad de las víctimas tuvo entre una y dos semanas de incapacidad.
La investigación, realizada por el Observatorio para la Convivencia y Seguridad Ciudadana, contrasta cifras registradas en entidades del Distrito como las Comisarías de Familia, los dictámenes de Medicina Legal y los resultados de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud del 2008 realizada por Pro familia. El análisis está soportado en las estadísticas y en los testimonios recogidos entre funcionarios (trabajadoras sociales, sicólogas, policías y otros) que atienden el tema en las localidades. En el 2008, Medicina Legal hizo 11.402 dictámenes por maltrato, de los cuales el 89 por ciento correspondió a mujeres. En el 2009, el porcentaje subió al 90 por ciento. En el 93 por ciento de los casos el agresor es el esposo o compañero permanente.
El estudio advierte que es más alta la violencia sicológica que la física, pero la primera es poco denunciada y no hay estadísticas, aunque las dos tienen secuelas en la salud física y mental de las mujeres y sus hijos, así como en su productividad a nivel laboral.
Las víctimas tuvieron una incapacidad de más de un día, en el 97 por ciento de los casos de agresión. De hecho, en el 50 por ciento la incapacidad fue una a dos semanas, y en el 11 por ciento, más de tres semanas.
Las más golpeadas son las mujeres entre 25 y 34 años (44 por ciento) y entre 18 y 24 años (26 por ciento). Los casos más frecuentes afectan a las mujeres de 30 a 34 años y a las de 15 a 19 años. En el 85 por ciento de los casos el agresor utilizó un objeto contundente para golpear, incluido el cuerpo.
Cuando hablamos del maltrato hacia las mujeres, algunos especialistas prefieren referirse al síndrome de la mujer maltratada. Si bien hay un importante número de hombres golpeados, la gran mayoría de los casos se tratan de personas de género femenino. Desde el punto de vista de las estadísticas, ocurre en todas las edades pero se destaca en primer lugar entre los 30 y 39 años, luego entre los 20 y 29 años y más tarde entre los 40 y 49 años, le sigue entre los 15 y 19 años, para finalizar con las mayores de 50 años. Las mujeres casadas constituyen un 66% del total, el reto lo componen novias, ex parejas, conocidas, amantes, amigas, etc.
La mayor vulnerabilidad femenina no solo se debe a causas físicas, también incide en que las mujeres suelen concentrar en la mayoría de los casos, la mayor carga y responsabilidad en la crianza de los hijos, además por diferentes cuestiones culturales condensan las tareas hogareñas y mantienen una mayor dependencia económica como cultural de los hombres. Una mujer que abandona su hogar se encuentra en mayor riesgo que un hombre, pero debe tenerse en cuenta que las mujeres que dejan a sus abusadores tienen un 75% más de riesgo de ser asesinadas por el abusador que aquellas que se quedan conviviendo
Cifras cómo estas lo ponen a uno a pensar pues este estudio lo dice todo ; la mujer ha padecido y seguirá padeciendo este flagelo por motivos aún desconocidos o simplemente por miedo a denunciar
Las mujeres maltratadas sufren constantemente por ello, y están tensionadas por su vida y sus problemas por ende el imaginario social sobre la existencia de una personalidad masoquista en las mujeres que son maltratadas, para mostrar la imagen de una mujer que sufre, pero no cuenta con los suficientes recursos ni emocionales ni cognitivos para terminar con la relación violenta. Si bien lo económico representa un aspecto importante para la autonomía de la mujer, no la excluye de su responsabilidad para consigo misma frente a su proyecto de vida. Sin embargo la mujer maltratada desplaza esta responsabilidad a los demás, por no creer que tienen la solución en sus manos. No se arriesga a tomar las riendas de su vida por miedo al fracaso imaginario.
El hacerse cargo económicamente de si mismas corresponde al primer paso para recuperar en control de su vida y hacerse responsables de sus decisiones y de las consecuencias futuras que estas les puedan traer, ya que tal y como lo corrobora el perfil de personalidad estas mujeres ceden fácilmente sus derechos antes los deseos de los otros para tener mayor aceptación en la sociedad y esperan que la subordinación de sus deseos ante los otros sea apreciada en un grado igual al de su sacrificio, lo cual paradójicamente surte el efecto contrario al hacer que las personas que las rodean se aprovechen de esto y lo asuman como un deber de esta.

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